Me considero lo que se podría llamar un aficionado de la popular saga del fornido espartano de nombre Kratos, comenzada allá por el año 2005, cuando la Playstation 2. Saga que alcanzó las más altas cotas de calidad con la conclusión de la rama principal de la historia: la de los dioses del Olimpo (God of War 3). Pero como siempre en esta industria, cuando algo triunfa hay que exprimirle las tetas a la vaca hasta dejarla seca no, lo siguiente. De hecho, en esta saga en concreto, ya habíamos visto cómo Sony se llenaba los ojos del símbolo del dólar no con una, sino con dos «precuelas» para la Playstation Portable: Chain of Olympus y Ghost of Sparta.
Pero el bello cuento de hadas no acababa aquí, ya que hace ¿año y largo? se anunciaba una nueva entrega para la saga pero sin número: God of War Ascension. Pese a que God of War 3 cierra el argumento principal, deja abierta la posibilidad a más aventuras del espartano. Este hecho tuvo a la comunidad un buen tiempo especulando sobre si esta nueva entrega se situaría después, antes o entre Pinto y Valdemoro. Pero el golpe de efecto no fue al anunciarse que la entrega se situaría antes de los eventos ocurridos en God of War (como finalmente se confirmó), sino que sería el primer juego de la saga en contar con un modo multijugador. En ese momento, lo primero que pensé fue: «Tierra, trágame».
Porque sabemos perfectamente que las posibilidades de acabar encontrándonos con un modo multijugador metido con calzador, pero no a un zapato holgado, sino a uno de una talla menos, eran bastante elevadas. Vamos, que como mínimo habría que untarlo con vaselina. No obstante, un servidor seguía con la idea de que acabaría encontrándose una campaña entretenida, con una historia pintoresca, un gameplay divertido al más puro estilo machacabotones, y lo del multijugador ya sería otro cantar. Que no iba a esperar mucho (o nada) de él, ea. Encima, antes de salir el juego ya habían confirmado que la campaña no se tomaría más de doce horas de juego: «Ay, mamasita».
A estas alturas, tras muchos años ya de jugón a mis espaldas, no me considero ni por asomo un jugador conformista. Me gusta que las cosas se hagan bien. Tampoco soy un gamerfag y conque haya un buen gameplay y una buena trama ya voy bastante bien servido. Sobre todo lo primero. Juego porque me gusta jugar. Jugar. Es por eso por lo que he escrito esta entrada, para dar diez razones por las cuales yo he acabado odiando God of War Ascension.
1: Sacrificar la jugabilidad en pro de la espectacularidad
En God of War 3 había varios momentos donde tenían que primar la espectacularidad por encima de la jugabilidad. Era lo lógico. La culminación de la historia de los dioses del Olimpio no podía sino ser un alarde continuo de escenas gigantes, monstruos descomunales y sangre a borbotones. Pero aquí desde el primer minuto lo único que hacen es copiar los patrones del 3 y repetirlos una y otra vez. ¿Qué pasa? Que hay momentos donde estás peleando y no ves un pijo. Pero literal. Nada de nada. Y no pasa una sola vez. No, son varias ocasiones. La pelea sobre el Hecatónquiro es, sencillamente, para mear y no echar gota. Esta imagen es la más grande que he encontrado, pero se observa perfectamente a lo que me refiero. Mil y un barridos de cámara y tú intentando pegarle a alguien. O incluso saber quién eres.
2: Una historia que pretende decir mucho y no dice nada
En serio, ¿qué se iba a contar a estas alturas de Kratos que ya no supiéramos? Pues obviamente nada. Los de Santa Mónica se han sacado de la manga una cutrez con las furias de por medio. Lo peor de todo es que durante todo el juego sientes que avanzas pero no sabes ni hacia dónde ni por qué. Pasas por una estatua gigante, por una prisión de un bicho que te sonaba de oídas, con flashbacks, flashforwards como en un episodio de Perdidos, pero… no cuentan nada. Un montón de notitas tiradas en el suelo son el único atisbo de historia.
3: Un juego carente de alma
Es un juego… vacío. Sí, creo que la palabra vacío es la que mejor lo describe. Kratos, el todopoderoso Kratos, se ve reducido a las espadas del Caos (que ya cansan) con apenas cuatro poderes (fuego, agua, rayo y muerte), donde parece que lo más original es ir reconstruyendo el escenario con un amuleto bastante cutre como si hacer eso fuese lo más de lo más. En muchas ocasiones caminas y caminas sin rumbo. Ah, y también han metido unas «nuevas» armas de entorno. Una espada, una lanza, un martillo, un escudo y unas bombas. Oh, sí. Estoy que desbordo originalidad.
4: Adiós al espectáculo machacabotones del espartano
Los combates, aparte de escasos, están desequilibrados. O porque no ves y te están dando palos hasta en el carné de identidad, o porque por momentos se han olvidado de la esencia machacabotones y como que se hacen bastante cansinos. Además, las secuencias QTE contra los malotes se han reducido a la mínima expresión. Ah, eso sí, ahora son secuencias QTE «a ciegas» donde tienes que esquivar a la izquierda o a la derecha antes de que el malo de turno te zurre para seguir pegándole y cargártelo. Como si nos tomasen por tontos, vaya.
5: Enemigos desaprovechados
Lo de los enemigos merece no uno sino dos puntos en contra. El primero porque los enemigos guapos que tiene este juego están totalmente desaprovechados. ¿Cómo va a ser un God of War sin petarte con una escena de cinco o seis monstruos grandes, gordos y tochos cada dos por tres? Pues sí, señores. Te enfrentas a seis elefantes, tres cíclopes, dos caballos, dos serpientes y… novecientas mil cabras. Cabras con escudo, cabras con katana, cabras con martillos, cabras con turbante, cabras con nunchakos, cabras con espadas, cabras con lanzas, cabras con granadas, cabras con pasamontañas, cabras con destornillador. Como Bubba, el de Forrest Gump con las gambas, pues igual pero con cabras. Encima, en el nivel difícil las condenadas no hacen sino saltar y saltar una y otra vez.
6. ¿Hola copia pega?
Además, repito, los del estudio Santa Mónica deben pensar que somos retrasados mentales. Son los mismos enemigos de God of War 3. LOS MISMOS. Los elefantes son los minotauros, las cabras son los fantasmas, la serpiente amarilla es la gorgona, el caballo y el cíclope se ve que no han tenido tiempo casi ni de modificarlo. Pero ¿por qué tipo de idiotas nos han tomado?
7. El tema musical ya cansa
No sé, cuando juego a un nuevo Super Mario siempre me encuentro que se le pone mucho mimo a la banda sonora. Vale que en el God of War la música no haya sido el epicentro ni siquiera uno de los puntos fuertes, pero intenta cambiar algo, no sé, pon un Do en lugar de un Mi. Lo que sea. Pero cámbiale algo, chico. Que no cante tanto que has cogido todo lo que ya tenías en el anterior y lo has pegado en este.
8. Multijugador metido con calzador
Y, claramente, Sony nos deleitaba con un multijugador metido con calzador. Pero para colmo de no intentar disimularlo, es que encima tienen la desfachatez de ponerle un solo trofeo… que te lo dan sin tener que entrar en el multi propiamente dicho. ¿Que puede que sea entretenido? No lo dudo. Pero desde luego a esta saga no le pega en absoluto. Tú lo sabes, yo lo sé, ellos se hacen los tontos.
9. Nula rejugabilidad
Este es un mal del que ya carecía la saga, pero en esta entrega se ha visto acentuado. La falta de esencia que tiene el juego sumado a las pocas ganas que le han puesto a intentar darle más vida hacen que sea un título al que jugarás, te acabarás, y lo dejarás en la estantería para que coja polvo, forever and ever. Lo único que tiene es el ya visto antes «Nuevo Juego +» con apenas diez objetos que podremos utilizar si los encontramos durante la campaña. Eso sí, se han sacado de la manga poder cargar el juego por capítulos por si hay algo que te gustó mucho y lo quieres repetir. O para conseguir el platino. Whatever.
10. God of War Ascension no es ni siquiera un soplo de aire fresco
Las innovaciones de God of War Ascension no son tales. Son una pequeña vuelta de rosca a lo que ya habíamos visto en los demás juegos. Mismo modus operandi, mismas magias, misma música, mismos ataques, mismos poderes, mismo todo. No intenta ni ser un soplo de aire fresco. Es más de lo mismo, pero peor. Uno no puede sino sentirse perturbado y con una sensación terrible de: «Me han engañado». Lo malo es que mi vocecilla interior no hace sino gritarme: «Te lo dije».
Y dicho esto, espero que a más de uno le sirva para ahorrarse el dinero que cuesta o, no sé, dárselo a la Iglesia en la declaración de la renta o algo por el estilo. Porque o lo pillas muy barato, o este juego, en resumen, es un completo desperdicio de euros. Amén.